Ciega y Muda

Yo me miro hacia atrás,
no retrocedo.
Estuve ciega,
ahora, muda.
Dos veces ciega,
dos veces muda,
paradójicamente físico,
Io temporal
paradójicamente impuesto,
lo permanente.
Tengo las manos atadas
y los oídos tapados.
Tengo oídos que están sanos,
pero sangran,
y unas manos que me comen
por librarse
de las sogas que desgarran
sus diez armas.
Físicamente,
solo ciega y muda.
Nimiedades en un todo
de torturas.
Pedacitos indoloros
que son nada.
Ni ladridos a esa orgia
de matanzas.
Ni rasguños en el rostro
de asesinos.
En el pozo de censuras
que es mi mundo
dos veces ciega, fui y estoy
dos veces muda, estuve y soy.
Tengo las narices cerradas
y la piel pintada.
Tengo olfato que no huele
los perfumes
y una piel que me late
rechazando
los injertos de ese ”honor”
y propaganda.
Ciega y muda
por causas naturales
pero ciega también
por Io que miro,
que me cubre
Io que veo desde dentro;
y muda,
amordazada por el miedo
y el horror hacia la bestia
hecha gobierno.
Yo me miro hacia delante
y me levanto
ya me siento los sentidos
exhumados.